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La aventura la comenzamos en Torla (1020 msnm), en dirección norte por la margen izquierda del río Ara con el objetivo de llegara San Nicolás de Bujaruelo. Después del barranco de Forcos y de una buena comida, iniciamos la travesía, por un sendero muy frondoso, perfectamente balizado y sin problemas de seguimiento. La densidad de la vegetación es notable: pinos, abetos, sauces, hayas y robles nos acompañan en este precioso entorno medioambiental.

 

 

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Las mochilas pesan lo suyo (una media de 14/15 kilos) pero caminamos sueltos y a buen ritmo. Los cañones  que forma el río Ara son espectaculares; llegamos al Puente de los Navarros y tomamos una pista encementada a trozos, siempre en continuo ascenso, hasta llegar a un puente que nos traslada a un camping donde cenamos y continuamos la marcha. La idea es llegar lo más lejos posible para acortar camino, pues la jornada siguiente para llegar al refugio de Góriz es muy larga. El tiempo se puso difícil con un fuerte viento de cara, hasta llegar al puente de Bujaruelo (1300 msnm) donde cambiamos a dirección este siguiendo el GR-11 en fuerte ascenso y continuos zigs-zags. El viento nos pegaba ahora de costado y hacía difícil la marcha y además empezaba a anochecer por lo que buscamos un sitio donde vivaquear. Lo encontramos al lado de una caseta abandonada del tendido eléctrico, donde montamos las tiendas.

 

 

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Lo cierto es que dormimos muy poco por el fuerte viento reinante que hizo que la sensación térmica fuera muy fría. Nos levantamos con la amanecida y para arriba; teníamos que alcanzar el primer objetivo del día: el puerto de Bujaruelo (2273 msnm). El viento llegaba a ratos, pero lo que tuvimos durante buena parte del día fue la niebla que dificultaba la subida. Pasamos a Francia por el puerto y nos encontramos con bastantes montañer@s. El siguiente objetivo era la Brecha de Roland a 2807 msnm, previo paso por el refugio de Sarradets  (2587 msnm). Avanzábamos con niebla y frío hacia el refugio y cuando se iba la niebla podíamos ver a nuestra derecha la pared norte del Taillón y a la izquierda el circo de Gavarnie. Tuvimos que calzarnos los crampones, pues el ascenso a Sarradets se complicaba por momentos.

 

 

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Comimos algo caliente en el refugio y, a por la Brecha de Roland. Mucha gente. Buen ritmo constante en la subida, con palas largas, entremezcladas con zonas pedregosas. Alcanzamos la Brecha inmersa en la niebla, con evidente alegría. Y comenzamos el camino hacia el refugio de Góriz, ya en territorio español. Descendimos por la cornisa hacia el collado del Descargador (2500 msnm) en una zona complicada que superamos con decisión y seguridad. Las horas andando y los desniveles empezaban a hacer mella en nuestras piernas. Al principio de la tarde, mejoró el tiempo y ya empezamos a ver Góriz (2200 msnm), desde el collado de Millaris lo que nos animó bastante.

 

 

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Montamos las tiendas y cenamos muy bien, estábamos realmente cansados. Dormimos como lirones y, temprano, desayunamos y continuamos con el plan previsto: a por Monte Perdido y sus 3355 msnm (tercera cumbre del Pirineo). Dejamos material en el refugio con lo que las mochilas aligeraron su peso y así facilitar el fuerte desnivel que teníamos que superar. El camino está marcado, atravesamos pedreras y pastizales con importantes contrafuertes que exigen un esfuerzo notable. Cascadas y torrenteras salpican constantemente toda la zona. Empezamos a atravesar palas de nieve y la niebla también hace su aparición. Llegamos al Lago Helado a 2990 msnm y nos ponemos los crampones y sacamos el piolet, llega lo bueno: la canal y La Escupidera.

 

 

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Avanzamos a ritmo, buen paso, con seguridad. Enfilamos La Escupidera y nos envuelve la niebla, extremamos la seguridad, pues nos encontramos con montañeros que descienden y los cruces hay que hacerlos con cuidado. Últimas zetas y llegamos al collado por encima del glaciar de la zona norte de Monte Perdido. Mucha emoción y alegría en la cumbre. Hubo una ventana de claridad entre la niebla y pudimos apreciar la grandiosidad de los tresmiles pirenaicos. Descenso. Más atención si cabe en La Escupidera, la niebla arrecia y no tenemos mucha visibilidad. Poco a poco, llegamos al Lago Helado y, después de un largo camino de bajada llegamos a Góriz con una enorme sensación de satisfacción.

 

 

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Cenamos como unos campeones y brindamos con la cerveza y el vino de la victoria; aunque nos quedaba una jornada dura y lo más duro: dormir en el refugio; lo que se suponía que iba a ser nuestra mejor noche (pues conseguimos cama) para descansar, fue todo lo contrario; en fin, más anécdotas. La última jornada fue más distendida, caminando por el valle de Ordesa y admirando esta maravilla de Parque Nacional. Han sido 72 kms, 10.000 metros de desnivel acumulado y muchas emociones. Que vamos a repetir, lo tenemos claro, porque la Faja de las Flores ya está en la cabeza, entre otras aventuras pirenaicas. Continuará….

Salud y suerte.

 

 

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