Estábamos sentados en el acantilado a las 6:45 y no nos queríamos ir. Dice un amigo mío que ver amanecer es, sencillamente, único. Es cierto. Sin duda. Por eso nos daba pereza continuar la ruta, que habíamos empezado a las 5:00 con un cielo estrellado y brillante y con la luna en el noreste en cuarto menguante. Espectacular.
Hemos seguido parte del sendero PR-CV-61 hasta que hemos empezado a vislumbrar la claridad, llegando al faro, donde hemos esperado con emoción la salida del sol en el horizonte.
Después, hemos continuado y hemos visitado las posiciones republicanas de la guerra civil: emplazamiento de baterías de costa, polvorines y búnkeres, incluso nos hemos adentrado por los pasillos subterráneos que los comunican. Luego hemos visitado el aljub del Manyo y hemos continuado el camino hasta la finalización en el paraje Meleja.